Descubre los tres tipos de maniáticos del control : ¿cuál eres tú ?

El deseo de controlar es natural en todos nosotros. Nos permite mantener el orden, alcanzar nuestras metas y manejar situaciones difíciles. Sin embargo, cuando esta necesidad de control se vuelve obsesiva, puede convertirse en un problema patológico. Según la psiquiatra Christine B. L. Adams, existen tres tipos de «maníacos del control». En este artículo, exploraremos las características y los síntomas de estos maníacos del control, sus posibles orígenes psicológicos y estrategias para superar este comportamiento excesivo.

Las distintas facetas del control patológico

Los maniáticos del control en sí mismos

Estos individuos son hiperorganizados y buscan la perfección constantemente. Su obsesión está arraigada en la idea de que deben estar en control total de su vida y ambiente inmediato. Esto puede manifestarse a través de una organización meticulosa, un cuidado personal intenso y una gran atención al detalle.

Maniáticos del control por presión temporal

Su compulsión proviene del miedo a quedarse sin tiempo o no tener suficiente para realizar todas las tareas deseadas. Ellos intentan controlar su entorno, reduciendo así cualquier posible frustración o ansiedad provocada por la falta de tiempo.

Maniáticos del control impuesto

Son aquellos que ejercen un control excesivo sobre los demás para compensar su propio sentimiento de impotencia. A menudo se les puede percibir como «tiranos» o «dictadores» debido a su necesidad de tener el control total.

Después de identificar los diferentes tipos de maniáticos del control, es importante reconocer si tú o alguien cercano podrían caer en estas categorías.

Identificar los signos de un maniático del control: ¿estás afectado ?

Señales comunes

Aquellos con una obsesión insalubre por el control pueden exhibir comportamientos como la incapacidad para delegar tareas, la decisión constante de tomar las riendas y una resistencia obstinada al cambio. También pueden tener dificultades para manejar situaciones que no pueden controlar y experimentar alta ansiedad cuando las cosas no salen según lo planeado.

Implicaciones para la salud

Este comportamiento compulsivo puede estar relacionado con problemas subyacentes como el miedo, la ansiedad, la inseguridad, los trastornos obsesivo-compulsivos (TOC) e incluso ciertos trastornos de la personalidad. Tener conciencia de estos signos es el primer paso para abordar el problema del control excesivo.

Sin embargo, llegados a este punto, nos preguntamos: ¿de dónde proviene esta compulsión por el control ?

Los orígenes psicológicos de una obsesión por el control

Familia y ambiente

El deseo de controlar puede originarse en experiencias familiares o ambientales tempranas. Si un individuo creció en un ambiente caótico o impredecible, puede desarrollar una necesidad de control como mecanismo de defensa para crear un sentido de seguridad y estabilidad.

Periodos de incertidumbre

En tiempos de caos o incertidumbre, este comportamiento compulsivo puede intensificarse. La gente a menudo busca un sentido de dominio sobre lo que pueden controlar cuando se sienten impotentes ante las circunstancias externas.

Por supuesto, la conciencia es solo el primer paso. Ahora veamos algunas estrategias para superar este comportamiento excesivamente controlador.

Estrategias para vencer la necesidad excesiva de control

Aceptación y suelta

Reconocer que no puedes controlarlo todo es vital. Aceptar esta realidad y aprender a soltar puede ser liberador y reducir el estrés y la ansiedad asociados con la necesidad de control.

Busca ayuda profesional

Si te resulta difícil manejar tu necesidad de control por tu cuenta, podría ser útil buscar el apoyo de un profesional. Un terapeuta o psicólogo pueden proporcionarte herramientas y técnicas para gestionar mejor tus tendencias controladoras.

Nuestra capacidad para manejar nuestras propias acciones y decisiones es fundamental para nuestra salud mental y emocional. Sin embargo, cuando esta capacidad se convierte en una obsesión por el control, puede tener implicaciones negativas serias. Reconocer este comportamiento en uno mismo o en los demás, comprender sus posibles orígenes y buscar estrategias para superarlo puede ser un viaje liberador. Recuerda, no estás solo y siempre hay ayuda disponible.