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¿Por qué no hay alimentos azules? La respuesta científica revelada

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¿Por qué no hay alimentos azules? La respuesta científica revelada

¿Alguna vez te has preguntado por qué los alimentos naturales azules son tan escasos ? Si es así, no estás solo. La ausencia de alimentos azules ha intrigado a científicos y curiosos por igual durante años. En este artículo, desvelaremos el misterio detrás de la peculiar rareza del color azul en nuestra dieta.

El misterio de los alimentos azules

Un espectro cromático limitado

Mirar un arco iris de frutas y verduras puede resultar una experiencia visualmente encantadora. Sin embargo, es posible que hayas notado una anomalía: el azul brilla por su ausencia. Si observamos más de cerca, nos damos cuenta de que aunque los alimentos rojos, naranjas, amarillos, verdes y morados están bien representados en nuestra dieta diaria, los alimentos azules naturalmente son tan escasos que podrían ser considerados casi inexistentes.

Falta generalizada del tono «azul» en la naturaleza

No sólo nuestra comida adolece de este déficit; también existe una falta generalizada del tono «azul» en la naturaleza. De hecho, muy pocas plantas producen flores azules y aún menos producen frutos azules.

En este punto nos surge una interrogante: ¿Por qué existe esta notable ausencia de alimentos azules ? Para responder a esta pregunta, primero necesitamos entender algunos conceptos sobre pigmentación.

Cuando la naturaleza evita el azul: la ausencia de pigmentos

Pigmentos y colores

Las plantas obtienen sus colores gracias a los pigmentos que poseen. Un pigmento es una substancia que absorbe ciertas longitudes de onda de la luz y refleja otras. Los pigmentos verdes de la clorofila, por ejemplo, absorben la luz azul y roja para propiciar la fotosíntesis.

El misterioso caso del azul

La coloración azul en el mundo vegetal es producida por las antocianinas, un tipo de flavonoide que se convierte en este tono único bajo ciertas condiciones de pH. No obstante, estas condiciones son raras en el reino vegetal, lo que resulta en una representación limitada del color azul.

Habiendo explorado los fundamentos bioquímicos detrás del espectro cromático natural, podemos entender mejor por qué el azul está tan poco representado en nuestra alimentación.

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Raridad del color azul en nuestra alimentación

Dominio de los otros colores

Los pigmentos naturales como la clorofila verde y los carotenoides que dan colores vibrantes como el rojo, amarillo y naranja a frutas y verduras predominan claramente sobre las antocianinas responsables del color azul. Esto tiene relación directa con su finalidad biológica: atraer a los animales para propagar las semillas y asegurar así la supervivencia de la especie.

Falta de apetito por alimentos azules

Además de la bioquímica, existe otra razón por la cual los alimentos azules son raros en nuestra dieta: nuestra percepción psicológica del color.

Al principio puede parecer extraño, pero una vez que comprendemos cómo reaccionamos frente a diferentes colores, empieza a tener sentido.

La ciencia tras los pigmentos alimentarios

Las antocianinas y el pH

Antes mencionamos que las antocianinas pueden producir un tono azul bajo ciertas condiciones de pH. Para entender esto mejor, vale la pena profundizar en la relación entre estas dos variables.

Riqueza cromática de las antocianinas

Ligeros cambios en los niveles de pH pueden influir significativamente en el color final que adoptan las antocianinas. En condiciones ácidas, tienden a tomar un color rojo brillante; conforme aumenta el pH hacia condiciones alcalinas, los tonos cambian sucesivamente a púrpura, azul y finalmente verde.

La complejidad de esta transformación cromática contribuye sin duda a la escasez del azul en nuestros platos.

La psicología del color: el apetito y el azul

Influencia de los colores sobre el apetito

Nuestro cerebro asocia ciertos colores con la comida. Los rojos y verdes vibrantes nos resultan apetecibles porque indican frescura y madurez. Por otro lado, el azul es un color que nuestro cerebro no suele asociar con alimentos, posiblemente porque pocos alimentos naturales tienen esa tonalidad.

Rechazo inconsciente del azul

Nuestras respuestas frente al color en los alimentos están tan arraigadas, que muchos estudios han demostrado que la gente come menos cuando la comida tiene un color azul. Por tanto, aunque existieran más alimentos azules, es posible que igualmente los evitáramos.

Podemos afirmar entonces, que existe una correlación entre nuestra respuesta psicológica a este color y la baja presencia de alimentos azules.

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Enfoque en los escasos alimentos azules y violetas

Fuentes naturales de pigmento azul

A pesar de su escasez, sí existen algunos alimentos naturales azules. Algunos ejemplos son las moras silvestres, ciertos tipos de uvas y algunas flores comestibles. Además, también hay algunos vegetales menos conocidos como el repollo rojo que pueden parecer violeta o incluso azules bajo ciertas condiciones.

Estos casos nos muestran cómo las antocianinas crean sorprendentes excepciones a la regla general.

¿Por qué los frutos casi siempre evitan el azul ?

La polinización y los colores brillantes

Como ya mencionamos antes, las plantas utilizan sus colores para atraer a los animales y facilitar la polinización. Los colores brillantes como el rojo o el amarillo son especialmente atractivos para los polinizadores, mientras que el azul no parece tener la misma ventaja.

Por tanto, desde un punto de vista evolutivo, tiene sentido que los frutos tienden a evitar el azul.

Atracción y aversión: el caso peculiar de la comida azul

La asociación cultural del color azul

Más allá de las respuestas biológicas y psicológicas, nuestra relación con el color azul en los alimentos también está influenciada por factores culturales. En algunas culturas, el color azul se asocia con alimentos en mal estado o venenosos, lo cual podría reforzar nuestro rechazo inconsciente a los alimentos de este tono.

Entonces, aunque existen excepciones notables como ciertos quesos y pasteles teñidos de azul, queda claro que nuestras preferencias dietéticas tienden a evitar esta particular tonalidad. El misterio detrás de la ausencia del color azul en nuestra dieta es fascinante. Indica cómo la bioquímica vegetal, la evolución natural y nuestras propias respuestas psicológicas se entrelazan para dar forma a nuestros hábitos alimentarios. Para terminar, recordemos que aunque los alimentos azules son raros en la naturaleza y pueden no ser nuestros favoritos intuitivos, eso no significa que debamos descartarlos. Al final del día, cada color en nuestro plato contribuye a una dieta equilibrada y variada.

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